quinta-feira, 4 de setembro de 2014

Dworkin sobre o Movimento dos Sem-Terra (MST) no Brasil:


"[El MST promueve el asentamiento de agricultores pobres], o sin tierra, en propiedades rurales ociosas, sin el consentimiento de los dueños, lo cual genera cuestiones nuevas y particularmente complicadas con respecto a hasta qué punto ese motivo, en particular, ofrece una justificación moral para que se quiebre la ley...Según estoy informado, [el MST] no utiliza la violencia: espera, en principio, obtener sus objetivos sin el uso de la fuerza -y a pesar de la terrible fuerza que ha sido utilizada contra el movimiento...


La democracia genuina implica la participación en un proceso de autogobierno, en el que la ley trata a los ciudadanos con igual consideración y respeto, de modo que la propia democracia queda en peligro cuando cualquier gobierno, aún se trate de uno salido de elecciones justas, falla en coregir la injusticia profunda y manifiesta contra un grupo. En esas circunstancias, la desobediencia civil no es necesariamente errada...

[Nos encontramos aquí con] una historia de injusticia que creó gran pobreza para millones de pequeños agricultores, y proporcionó poder político vasto e injusto para los grandes propietarios, que hoy utilizan ese poder para evitar o retardar reformas...Habiendo evidencias ...para demostrar que el grupo no es tratado como participante, en igualdad de condiciones, en la ventura política de una nación, la democracia falló y, en esa medida, hasta que cambie la actitud del gobierno, los actos no violentos deben ser comprendidos dentro de la honrosa tradición de la desobediencia civil."

Fonte: Seminário de Teoría Constitucional y Filosofía Política 

(Agradeço a Roberto Gargarella pela indicação!).